De pronto me di cuenta que no debía hacer ningún ruido, respirar mas suave para no despertar a Blanca Nieves por la sobnolencia a causa de una manzana licuadita... me levanté despacio.... casi casi quería flotar para no moverla... llegué a su cunita y despacito la echë... abrió esos dos ojazos verdes que tiene... sonrió y parpadeó hasta quedar vencida por el sueño...
Salí mirandola de su cuarto sin despertarla... que rico dormía... con una inocencia única de esa que perdemos con los años, de esa que no recuperamos y que nos esforzamos en acabar con ella...
Duerme sobrinita... tu tío está aquí cerquita... shhh descansa ñaña...
(Por cierto a los cinco minutos se levantó y al verme me regaló una gran sonrisa).
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