Hace unos días no escribo, la razón otra vez el corazón licuado, una especie de Gerber de Anticucho... cuando mejor me sentía juash de nuevo el dolor visceral agudo y permanente, que desaparece a rato con chistes y trabajo.
Porque existe la Sierra, debería ser como en Centroamérica... La selva está junto a la Costa, me arreglaría la vida, me alegraría la vida. Pero no!!! Tenemos Cordillera Negra (Zamba Maldita) y Blanca (Cruda Desabrida) que aleja el Oriente de Lima, y no saben como empuja para que se aleje más.
Nunca han sentido que luego de una relación larga se ponen un caparazón, que evita que las ondas amorosas siquiera toquen el pecho... Lo peor es que con el tiempo luego de la causa de acaparazonarse, el caparazón se vuelve duro como la piedra, y se hace difícil sacarse la armadura de encima y te haces de piedra. Bueno y cuando te atreves, te lo arrancas de raíz, y justo justo quedas como muymuy blandito, (para las chicas, los pescadores usamos este muymuy porque es suavecito y se entierran mucho porque son recontra vulnerables) y ahí la causa de tu descaparazonamiento (osea ella) te clava una estaca cual a vampiro chupasangre (a lo Sara Helen) y evocas un automensaje TE LO DIJE.
Dicen que hay que arriesgarse para encontrar a la persona adecuada, digo yo... ¿Por qué miércoles me pasa lo mismo de nuevo? ¿Tengo que ponerme el caparazón otra vez? ¿Tendrá que pasar esto para que evolucione cual Pokemon a ese nivel que le dicen madurez?
En fin, los paisajes arequipeños ayudan, el Titicaca ayuda, los buenos amigos ayudan, pero eso si el tiempo libre para pensar la caga... y por qué no? ¿Por qué esta vez no podemos tragar perdices a la hora que viene el colorín colorado?
Mentón, mentón, apoyate en el caparazón!!!
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